jueves, 7 de enero de 2010

DIOS EN PEQUEÑEZ HUMANA


Cuando era chico (en edad y estatura) solía pensar que Dios tenía que ser enorme. Lo imaginaba gigante entre los gigantes, capaz de agarrar el mundo entero con una sola de sus manos. Sólo eso podía asegurarle su omnipotencia, su omnipresencia.
Cuando empecé a adentrarme un poco más en el misterio entendí que la realidad podía ser bien distinta. Sólo un Dios tan pequeño para entrar en el poro de una roca podría ser en verdad omnipotente.
A ser pequeños sólo se aprende del más grande...

A poco de finalizar este tiempo de Navidad, un poema de Casaldàliga.


VERSIÓN DE DIOS

En la oquedad de nuestro barro breve
el mar sin nombre de Su luz no cabe.
Ninguna lengua a Su Verdad se atreve.
Nadie lo ha visto a Dios. Nadie lo sabe.


Mayor que todo dios, nuestra sed busca,
se hace menor que el libro y la utopía,
y, cuando el Templo en su esplendor Lo ofusca,
rompe, infantil, del vientre de María.


El Unigénito venido a menos
traspone la distancia en un vagido;
calla la Gloria y el Amor explana;


Sus manos y Sus pies de tierra llenos,
rostro de carne y sol del Escondido,
¡versión de Dios en pequeñez humana!

No hay comentarios:

Publicar un comentario